La jornada inaugural del FIB 2014 dejó, para algunos, sensaciones confusas. Deberíamos ya meternos en el coco que esto ha cambiado, que el tiempo ha pasado, y que el perfil del cliente que la propia organización ha cultivado es muy distinto al de antaño. Punto final. No le daremos más vueltas. Estamos, por cierto, cubriendo este festival como fotógrafos (!!!!). Durante estos días os iremos ofreciendo una selección de las mejores imágenes de los conciertos adjuntas a nuestras crónicas, pero estad atentos a la semana que viene: pondremos a vuestra disposición numerosos reportajes fotográficos tanto de los artistas como del público. Actualización: ya puedes ver nuestras fotos de esta jornada del festival en nuestro álbum de Flickr o al final de este post.

Persons

Lo primero a lo que pudimos asistir fue al arranque del concierto de los madrileños Persons en el escenario Fibclub, unas tablas que dieron muestras de venirle muy bien a bandas como esta, tanto por tamaño, como por la potencia de su sonido, a veces incluso demasiado atronador. Lo cierto es que en esas condiciones, el particular ejercicio de space rock de Persons cunde, y al final de la ejecución de Colegio Europa les dejamos para buscar un buen sitio en el escenario Maravillas. Una pena, porque salvo cuatro guiris despistados, había pocos españoles bajo el sol para poblar y arropar actuaciones de este tipo.

James

Tim Booth dándose un auténtico baño de masas en los primeros instantes del concierto de James

Pero tampoco fueron necesarios tantos esfuerzos para hacerse un hueco en las primeras filas del escenario grande. Poner a James a las ocho de la tarde evitó una gran aglomeración, y aunque es una banda que arrastra fieles de edades diversas, aún era pronto para que estuvieran todos los que son. Faena de aliño la que tuvieron que hacer los veteranos mancunianos. Una hora de concierto que se fue en un suspiro, y una obligada mezcla de viejos himnos y nuevas canciones extraídas de La Petite Mort, su último trabajo. Sorprendentemente, en contraste por lo visto en el Fibclub, el escenario Maravillas tenía los decibelios contenidos, aunque muy bien ecualizados. No recuerdo cuando, en esta plaza, no ha habido que vocear para escuchar lo que te dice el de al lado, o que como subas un poco el tono, el chaval de delante vaya a escuchar más el concierto por tu garganta que por la de Tim Booth.

Puede que lo pidiera el grupo para no aplastar la trompeta, o puede que el querido Tim, a la par que pierde kilos, también haya perdido voz. En cualquier caso el recital fue lo que un seguidor de James espera. Sensacional selección de temas, más que correcta interpretación de los mismos, público entregado, banda agradecida, y Tim Booth dando su espectáculo con sus trances, sus bajadas al foso y sus muestras de cariño, no siempre tan evidentes como ayer. El gran problema es uno: fue muy corto, pero parece que las bandas legendarias ahora deben conformarse con estos horarios y tiempos. La mejor conclusión, la que sospechábamos, que sus nuevas buenas canciones encajan de fábula entre sus hits de siempre.

Setlist: Seven, Come Home, Moving On, Interrogation, Getting Away With It, Tomorrow, Walk Like You, Curse Curse, Sometimes, Laid, Sit Down.

Aurora

Para cuando quisimos salir del meollo (al final se fue acumulando un nutrido aforo), parada obligada en los servicios (demasiadas colas me parecen para ser el primer día y no haber demasiada gente), y llegada final al Fibclub, los granadinos Aurora ya habían comenzado su actuación. Otra pena el no poder haberles visto por entero, ya que con poco nos pusieron las orejas tiesas, con esos sonidos contenidos en su disco Géminis (2013) y que navega con poder de atracción en un universo sonoro de reverbs, kraut, noise y masajes psicodélicos. Tal vez sabedores de que en los primeros minutos de su intervención tenían poco que rascar con James sentando en el suelo a la práctica totalidad de los asistentes al festival en ese momento, el concierto de los granadinos fue de menos a más. Tal vez con un arranque excesivamente dubitativo, con paisajes verdaderamente complejos; pero que se fue desenmarañando a medida que pasaron las canciones. La segunda mitad de la actuación transcurrió con un buen puñado de guiris entre el público y mucha gente que pasaba, te preguntaban “¿Quiénes son estos?” y se quedaban: la psicodelia dio paso a un rock de líneas más sencillas y momentos verdaderamente brillantes. Una banda a seguir. Pero esto no da descanso, y en el Maravillas se preparaba una de las grandes actuaciones de la noche.

Klaxons

La cual debía correr a cargo de Klaxons, una banda que debo reconocer que, pese a haberme resultado muy interesante en sus inicios, he terminado por dejar de lado según han ido dando pasos cada vez más alejados del rock, para acercarse cada vez más a una música de baile, heterodoxa pero cada vez más exploradora de los setenta, y con la gran ayuda de esos falsetes que tan poco soporto. Y sin embargo el rendimiento en directo de Klaxons fue ayer sensacional, potente, contundente, entregado, muy profesional. Unos tipos que creen en lo que hacen y lo ejecutan con honestidad, dos cosas que por sí solas, por mucho que te de igual lo que estás viendo, siempre son de agradecer y reconocer. Más que de sobra para convencernos a nosotros, que en formato enlatado nunca les hemos acabado de encontrar gracia. En medio, la enormérrima colonia guiri disfrutando a tope de las recién estrenadas canciones de uno de los grupos de moda en el Reino Unido.

GAF y la Estrella de la Muerte

Nuevo traslado para volver a pillar, y me temo que será la tónica, a GAF y La Estrella de la Muerte ya empezados, y dado el tiempo y la longitud de sus canciones, ya a medias. Tan solo pudimos paladear algo más que la segunda mitad de su concierto, que duró algo así como una hora. Suficiente para disfrutar de uno de los pocos ejercicios que tendremos por aquí de post-rock psicodélico y orgánico en la estela de los más puros Godspeed You! Black Emperor. Fue una verdadera sorpresa encontrarse con una apuesta tan arriesgada en el escenario Fibclub: un bosque de distorsión, voces muy lejanas y frases de trompeta que acabó siendo verdaderamente hipnótico. Comprendo que es un tipo de música que no gusta a todo el mundo y que, aún dentro del post-rock, lo que hacen estos canarios es complicado. Pero se plantaron sobre el escenario con enorme seguridad y completaron con sobrada calidad. Un gran acierto.

Ellie Goulding

Una de esas niñas bonitas del pop de radiofórmula británica que, supongo, quieren ser Britney Spears, pero se quedan en cantantes de concurso. Comprendo que estas cosas tienen un público, joven con el gusto por formar, pero que te la plantifiquen en un escenario principal sin ninguna alternativa viable en ninguno de los otros, es un poco descorazonador. Hits de pop, progresiones de manual y una voz que francamente no me parecía muy brillante: obviamente, las primeras filas del revés, pegando gritos y con rostros al borde de la lágrima. No creo que uno solo de ellos levantara viente años. Lo dicho. La chica tiene su público. Pero ese público no somos nosotros.

Para poco más dio la jornada. Mientras veíamos riadas de gente que abandonaba el recinto, comenzaba Ellie Goulding en el escenario principal, y cuando John Gray demostró en el Fibclub que lo suyo no es lo nuestro, decidimos poner pies en polvorosa. Ya en el exterior, desde cierta atalaya, pudimos comprobar que se habría ido mucha gente, pero otra tanta había aparecido abarrotando la actuación de la Goulding, un producto prefabricado por la industria músico-televisiva moderna que en otro tiempo no habría tenido cabida por aquí. Mucha gente, sí, para ser lo que era y visto con nuestros ojos, no con los del guiri jovencito, pero no tanta como hemos visto muchas otras veces. Al fin y al cabo, parece que reclamar la atención de cierto tipo de clientes retrae a otros, los que llenan de verdad. Mañana más, más abundante y, sospechamos, mejor. Seguiremos informando.